La matriz productiva de la provincia de Santa Fe resuelve la dicotomía que se ha instalado en nuestro país entre el campo y la industria. Una dicotomía completamente falsa si se observa que el motor de la recuperación económica se encuentra en la sinergia de estos dos sectores productivos, fielmente representados en nuestra provincia. La superficie sembrada en la Provincia de Santa Fe es hoy de aproximadamente 11 millones de hectáreas de las cuales se destina el 42% a la producción agrícola, el 55% a la actividad ganadera y el 4% a la actividad lechera. De esta forma, Santa Fe se posiciona dentro de las tres provincias de mayor producción en el ranking nacional de diferentes cultivos; es la segunda provincia en producción de carne y leche bovina y es la tercera provincia productora de carne porcina y avícola. La industria, está presente a lo largo y ancho de la bota santafesina. Mientras que el núcleo fabril tiene su origen en el sur; donde la ciudad de Rosario y sus alrededores se destacan como un gran centro económico y financiero, con mano de obra calificada e importante mercado consumidor, en el norte el desarrollo de la agroindustria cumple un rol muy importante en la economía de la zona, se destaca la elaboración de productos derivados de materias primas de origen agrícola y se procesan aceites, carnes, algodón y azúcar. La fabricación de maquinaria e implementos agrícolas tiene su epicentro en el centro sur de la Provincia, principalmente en las localidades de Armstrong, Las Rosas, Las Parejas, Firmat. En el centro oeste provincial se concentran industrias alimenticias y metalmecánicas. El área integrada por las ciudades de Esperanza y Rafaela y sus alrededores, conforman un polo de desarrollo con gran dinamismo, especializado en productos lácteos, autopartes, muebles de madera y cueros, máquinas para la industria alimenticia y productos metálicos de uso estructural. El tejido productivo agroindustrial santafesino se conjuga, además, con la confluencia de las principales vías de comunicación del país que, junto a los puertos, hacen de Santa Fe un polo productivo estratégicamente ubicado y conectado al mundo a través de la Hidrovía Paraná-Paraguay. Para tomar dimensión, el nodo portuario del Gran Rosario está entre los dos polos agroexportadores más importantes del mundo, compitiendo cada año con Nueva Orleans por el primer puesto, donde salen entre 75 y 80 millones de toneladas entre granos, oleaginosas y subproductos anualmente. En 70 km de costa sobre el Río Paraná, desde Gral. Lagos, pasando por Rosario y culminando en Timbúes, se levanta el mayor y más moderno complejo de crushing de soja del planeta. Un monstruoso clúster de procesamiento oleaginoso que convierten a Argentina en el mayor exportador mundial de glicerina refinada, biodiesel, aceite de soja y harina de soja. SINERGIA CAMPO-INDUSTRIA MOTOR DE LA RECUPERACIÓN NACIONAL En perspectiva nacional, la cadena agroindustrial tiene una importancia estratégica para el desarrollo económico con inclusión social por su aporte a la producción nacional, la generación de empleo directo e indirecto y de divisas por exportaciones: uno de cada cuatro pesos del PBI es fruto del engranaje campo-industria, dos de cada diez puestos de trabajo privados son generados por este sector y 60 de cada 100 dólares que ingresan al país por ventas externas son exportaciones agroindustriales. Toda esta potencialidad se genera desde el corazón productivo del interior del país que tiene a Santa Fe como protagonista. Hoy la Provincia expresa casi un cuarto de las exportaciones argentinas y es la balanza comercial más eficiente del país. Nuestra provincia es líder en la recuperación económica, con récord en exportaciones de granos tanto en el año 2021 como en el 2022 y un enorme desempeño de la industria metalmecánica que crece ininterrumpidamente desde el segundo semestre de 2020.
Esta actividad alcanzó en agosto el registro más elevado superando en casi un 50% el nivel de 2018, destacándose la expansión de la fabricación de maquinaria agrícola directamente vinculada a la actividad del campo. Este sector merece un párrafo aparte, porque si hablamos de maquinaria agrícola, puede afirmarse que la provincia de Santa Fe ha sido pionera a nivel mundial, con la fabricación de la primera cosechadora autopropulsada en la localidad de Sunchales, allá por el año 1929. En la actualidad -y en línea con el desarrollo de la agricultura de precisión- se presenta como un sector altamente innovador que genera gran valor agregado a través de productos con alto grado de diferenciación. Además, la fuerte presencia territorial de las industrias del sector -existen fábricas de maquinaria agrícola en 17 de los 19 departamentos de la provincia- genera una considerable demanda de mano de obra calificada y eslabonamientos productivos en las localidades donde se inserta. En 2021 la fabricación de maquinaria agrícola alcanzó la mayor producción de los últimos 25 años; nuestra provincia concentra el 44% de las fábricas del país, el 97% de las fábricas instaladas en la provincia son de capital nacional y en el 86% de los casos se trata de empresas familiares. En cuanto al empleo del sector, en nuestra provincia concentramos el 45% de los puestos de trabajo. Las sembradoras para la siembra directa es posible que sea una de las innovaciones argentinas más notables. De las 10 empresas lideres de la Argentina que expresan el 84% de la facturación del sector, 9 son santafesinas. La potencialidad que tiene esta actividad pujante de la economía de la provincia, y del país, me llevó a presentar un proyecto de ley para el fomento de la "industria estratégica de la maquinaria agrícola", basado no sólo en incentivos fiscales para las inversiones vinculadas a la producción nacional; sino también en la definición estricta de "fabricación nacional de maquinaria agrícola" que nos permita revalorizar su impacto en los eslabones de cadena productiva. ESTADO PRESENTE EN EL DESARROLLO PRODUCTIVO El sector agropecuario, agroindustrial y agroalimentario santafesino cumple un rol estratégico para que sigamos a la vanguardia de las inversiones, del crecimiento industrial, de las exportaciones y de la generación de empleo en el país. Para ello es imprescindible la articulación del sector privado con el Estado, acompañando al que produce, invierte y trabaja a través de una política de desarrollo productivo con créditos y financiamiento, impulsando las búsqueda de mercados externos, consolidando obras de infraestructura como acueductos, gasoductos, tendidos eléctricos, rutas transversales, inversión ferroviaria, 4000 km de fibra óptica, parques industriales, programas de formación para la inserción laboral y asistencia técnica a pequeños productores. Una experiencia modelo de articulación público-privado en Santa Fe es el SF500, un fondo de inversión creado por el Gobierno de Santa Fe y Bioceres de 300 millones de dólares para promover 500 nuevas startups biotecnológicas en la próxima década. Es el Fondo de Ciencias de la Vida más grande del país. La clave es impulsar una transformación cultural que favorezca el diálogo entre la ciencia, las empresas y el Estado. Producir energía y alimentos sanos para una población mundial en aumento, cuidar el medioambiente y afrontar el cambio climático, son algunos de los grandes desafíos que el mundo enfrentará en la próxima década. Argentina tiene una oportunidad de agregar muchísimo valor desde la biotecnología para resolver estos problemas. Santa Fe quiere liderar este desafío. "Un campo próspero y una industria poderosa son los pilares de una nación soberana". Esta frase que el presidente Arturo Frondizi pronunció en 1962, recobra sentido al poner en relieve el círculo virtuoso que genera la sinergia entre el agro y la industria. Sesenta años después, es preciso sumar un tercer pilar: Ciencia, tecnología e innovación, para alcanzar un verdadero desarrollo productivo, inclusivo y federal.